"Las normas confusas, mal elaboradas, teñidas de la sospecha de que quien las dicta no sabe lo que hace, que pretenden algo distinto de lo que dicen pretender o que introducen modificaciones en la esfera patrimonial, personal o profesional de los ciudadanos en aspectos permitidos cuando no alentados hasta entonces por el propio legislador, generan el rechazo en quienes resultan obligados a cumplirlas. Rechazo que no suele presentarse como resistencia frontal, pero que desencadena una sinergia organizada con una pretensión última: conseguir la modificación de la norma o si es posible su derogación, para atemperarla, adecuarla y someterla a los intereses afectados." Leer más